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Era 2013 y ya teníamos destino para diciembre. Conoceríamos Laponia. Nos encanta la Navidad y teníamos muchas ganas de conocer a Santa Claus en su tierra. Pero llegó un embarazo y la prescripción médica de no realizar este viaje. Así que nos prometimos que, si todo salía bien, dentro de unos años, volveríamos con un nuevo miembro a nuestro lado. Diciembre 2019: ¡Ese momento ha llegado!

DÍA 0.

La previsión meteorológica estaba de nuestro lado. Anunciaban temperaturas por encima de los -5º en Rovaniemi, nuestro destino. Así que después de dos vuelos desde Madrid, ¡al fin llegamos a la capital Lapona!

El aeropuerto era pequeñito pero ya se respiraba magia. Quizás fuera porque uno llega condicionado, ilusionado y expectante, quizás fuera porque estaba lleno de familias con las mismas ganas.

Habíamos reservado un apartamento vía Airbnb en el mismo Rovaniemi, así que debíamos coger un taxi en el mismo aeropuerto que nos llevara al Centro. Salimos, todo estaba nevado, de frente unos renos iluminados en una colina nos daban la bienvenida. Pero ¿dónde estaban los taxis?

Sólo teníamos a una pareja delante y enseguida llegó un taxi que les recogió. Pero ni rastro de más… La gente iba saliendo del aeropuerto y se marchaba con sus correspondientes transportes que habían contratado. Detrás nuestro, ya comenzaba a hacerse una fila. Mario lo primero que hizo fue coger la nieve y tirárnosla mientras esperábamos. Qué más da si no llegaba ningún coche para llevarnos..¡Había nieve con la que jugar! Finalmente, después de unos 15 minutos a 1ºC llega uno. ¡Bravo! ¡Al fin! – El taxista: booking number? – Nosotros: ‘¿mande?’. Una chica que estaba esperando en la fila nos explica muy amablemente que debemos reservar taxi. Nos pasa un teléfono y justo en ese momento llega uno libre..Aleluya! Ya estamos listos y aprendimos la lección para contarlo por aquí.

Ya nos habían dicho que moverse en taxi en Rovaniemi es muy fácil. El teléfono que nos dio la chica ya lo tenía anotado. Pero nunca se nos habría pasado por la cabeza que al salir del aeropuerto no hubiera una fila de taxis esperando 🙂

Tip: Si viajáis a Rovaniemi y no tenéis traslados contratados, reservar un taxi por teléfono (+358 200 88 000). Os hablarán en perfecto inglés o finés, como prefiráis 😉

Al llegar al apartamento nuestro anfitrión nos estaba esperando. Estaba localizado en un edificio muy céntrico. Y el alojamiento no podía ser mejor. Aquí, al fin, habíamos acertado al 100%. Ubicación estupenda y alojamiento para sentirte como en casa, que es de lo que se trata.

Ya teníamos estudiada la zona y localizados los supermercados más cercanos así que Óscar se acercó a comprar alguna cosilla que necesitábamos y en unos minutos estaba de vuelta con la cena. Deseando que llegara el primer día y comenzar nuestra aventura por la puerta Grande.

DÍA 1 – EL WOW DEL VIAJE.

Teníamos reservado excursión con la empresa Bearhill Huskie para montar en un trineo tirado por huskies de Alaska. Salimos del apartamento camino al punto de recogida que estaba justo en el edificio de enfrente. Las calles estaban heladas y tuvimos el primer resbalón del equipo (nada grave :-). El minibús nos recogió puntales a todos los ocupantes y con All I want for Christmas sonando de fondo, abandonamos Rovaniemi para dirigirnos a la Granja de huskies. El trayecto duró unos 45 minutos y disfrutamos de unos paisajes espectaculares por una carretera que sólo sabía el chófer que lo era 🙂

En el mismo momento que bajamos del minibús, Mario se fue directo a jugar con la nieve. Quiero hacer el ángel, nos decía. Pero ¡no había tiempo que perder! Nuestra guía ya nos estaba dando instrucciones para dirigirnos a la base de operaciones y prepararnos con ropa apropiada para realizar el trayecto. Pese a que no hacía demasiado frío, nos aconsejaron llevar puesto sus monos y su calzado (más vale prevenir) y una vez fuera, nos volvieron a dar instrucciones de cómo llevar un trineo. Los perros no paraban de ladrar y de mover sus colas. Tenían más ganas que nosotros de salir a la aventura. Y una vez en el trineo, comenzaron a correr a tal velocidad que la diversión nos acompañó durante todo el trayecto. Paseamos por bosques solitarios, árboles nevados que parecía tocaban el infinito, bordeamos un lago helado y paramos a hacernos la foto de rigor porque ésta no podía faltar en nuestro álbum de recuerdos.

Cuando nuestro recorrido finalizó pudimos, por fin, saludar a nuestros amigos los Huskies y agradecerles el esfuerzo. Nos llevábamos de allí el cariño de unos animales que nunca olvidaremos. Antes de marcharnos estuvimos tomando unas salchichas y zumo de arándano caliente en una kota, mientras que la guía nos aclaró nuestras dudas acerca de estos perros tan entrañables y su vida allí.

Y, por supuesto, antes de marcharnos de allí, Mario hizo el Ángel. Los sueños están para cumplirse, ¿verdad?

Llegamos allí con las expectativas muy altas, pero les dijimos adiós con la esperanza de poder volver algún día y repetir esta experiencia WOW que desde aquí recomendamos encarecidamente.

Ya de vuelta a Rovaniemi, nos acercamos a reponer fuerzas en un Burger local bbb (Hesburger). Resultaba gracioso observarnos a nosotros y a algún que otro turista enfundados con pantalones y cazadora de nieve y compararnos con los fineses vestidos con ropa que te pondrías aquí en España a 10ºC 🙂

Rovaniemi City Center

Por la tarde, nos acercamos a pasear por el centro del pueblo y descubrimos que la nieve que acumulaban en las calles, servía de toboganes improvisados para los niños. La diversión estaba más que asegurada y Mario pasó un buen rato diciendo: ¡la última! y volvía una y otra vez a trepar para tirarse por la montaña de nieve. Además, habían instalado un tobogán de hielo y te alquilaban un trineo para lanzarte, que resultó ser divertidísimo. Y así finalizamos un día estupendo e inolvidable.

DÍA 2 – EL MEJOR SALMÓN DEL MUNDO MUNDIAL

Amanecimos dispuestos a conocer Santa Claus Village y dar un paseo en un trineo tirado por Renos. Cuando llegamos al pueblo aún no había amanecido (En diciembre el Sol sale tímidamente sobre las 10 de la mañana para volver a esconderse sobre las 2:30 aprox). Apenas había gente por la calle, todo estaba iluminado y nos pareció más que encantador, de cuento. Estábamos en el pueblo de Papá Noel, no podía ser de otra manera.

Habíamos reservado un paseo de 30 minutos en Santa Claus Reinder y nos asignaron un trineo donde iríamos los tres bien apretaditos para no pasar frío. Realizamos el trayecto en silencio, viendo amanecer y disfrutando de un momento irrepetible. Mario salió encantado de conocer a uno de los ‘Renos de Santa Claus’ y nos despedimos del lugar con otra salchicha mañanera en nuestros estómagos.

El resto de la mañana, la dedicamos a disfrutar del pueblo y también hubo tiempo para jugar con la nieve. Es un lugar muy turístico – a muchos puede no parecer auténtico – pero a nosotros nos encantó traspasar una y otra vez el Círculo Polar Ártico, llamar a nuestros compañeros para que nos vieran a través de la famosa webcam y saludarles en directo, recorrer las tiendas de souvenirs y por supuesto, probar el mejor Salmón del Mundo Mundial.

Nos habían dicho que si queríamos comer en Santa’s Salmon Place, la kota restaurante, tendríamos que esperar bastante, pero eran las 12:30 y apenas esperamos 5 minutos. Es un lugar peculiar con muy pocas mesas y el centro de la tienda está destinado a asar el Salmón; el único plato principal que se sirve allí. Y bueno, ahí va el veredicto de Mario con el que no podemos estar más de acuerdo: Superior!. Sólo hay que ir allí y comprobarlo por vosotros mismos.

De postre, nos pedimos una tarta casera de chocolate que fue la guinda final de nuestra experiencia gastronómica 🙂

Por cierto, también nos acercamos a la oficina de correos de Santa para enviar alguna postal a la familia y encargar una carta de Papá Noel para las Navidades de 2020. Nos encantó curiosear en el mapamundi que tenían a la entrada donde cada visitante había colocado la etiqueta en el país de donde procedía. Gran Bretaña ganaba por goleada.

Pasamos la tarde en nuestro apartamento que ya se había convertido en nuestra segunda casa y decidimos probar la sauna para mimetizarnos con las tradiciones de un país que ya nos tenía enganchados.

DÍA TRES. MAGIA

¡Y por fin llegó el día que conoceríamos a Santa!. Sería por la tarde así que por la mañana nos acercamos a Arktikum Museum. El museo no nos pillaba muy lejos del apartamento y como las temperaturas seguían acompañando, decidimos dar un paseo y conocer un poco más acerca del Ártico.

El Arktikum Museum te muestra la vida en el Ártico y es bastante interactivo, así que visitarlo con niños puede hacerse entretenido. Eso sí, desde nuestro punto de vista, no es un imprescindible si visitas Rovaniemi con poco tiempo.

Como teníamos también contratada otra experiencia, nos comimos unas hamburguesas en el Mc Donalds más al Norte el mundo y pusimos rumbo, de nuevo, a Santa Claus Village.

Y ahora viene nuestra no-recomendación del viaje: Snowmobile Park. Habíamos reservado excursión para montar en moto nieve. Mario conduciría una por un circuito habilitado para ello y después de una espera de más de 30 minutos, la dueña o encargada llegó con un grupo grande y les ‘coló’ literalmente. Obviamente, nuestro ADN español no permitió que nos calláramos y discutimos con la mujer, que terminó por sacar una moto adicional que no aceptamos: Había otros niños delante que estaban en la misma situación. Esta incidencia no impidió que Mario lo pasara en grande conduciendo su moto de nieve. Después, sin apenas tiempo por esta incidencia, nos dirigimos a hacer otro circuito para adultos de unos 30 minutos. Mario y yo íbamos en un remolque tirado por la guía y acabé algo mareada por los botes y por el olor a gasolina que desprendía la moto. Sin embargo, Óscar disfrutó algo más porque conducía otra y la sensación fue totalmente distinta.

Así que con el estómago algo revuelto de una de las componentes del equipo, nos fuimos directos al hotel donde nos recogería la caja mágica (en idioma élfico) y autobús para los ‘mortales’

Llegaron con algo de retraso, pero a los ayudantes de Santa se lo perdonamos todo 😉. Una vez montados en el autobús se presentaron y nos contaron historias muy divertidas acerca de los Elfos y cantamos villancicos hasta que llegamos a nuestro destino: Santa Claus Secret Forest. Mario estaba agotado así que aprovechó para echarse una ‘cabezadita’ y coger así fuerzas para lo que nos esperaba..

El bosque secreto de Santa está escondido en algún lugar entre Rovaniemi y Santa Claus Village. Ya eran las 6 de la tarde y era noche cerrada, así que tuvimos que ayudarnos con algunos móviles de los allí presentes para organizarnos por grupos y dirigirnos a explorar el bosque guiados por nuestros amigos los Elfos. Llegamos a una puerta donde tuvimos que averiguar entre todos la palabra mágica para poder abrirla y cuando por fin lo conseguimos, nos fuimos a una kota justo enfrente, a esperar que nos fueran llamando por familias. Allí asamos marshmallows y volvimos a tomar un zumo de arándanos calentito. Fuera había trineos para hacer la espera más llevadera. ¡Íbamos a entrar al centro de operaciones de Papá Noel y con suerte le veríamos! No nos podían asegurar que estuviera, así que mejor no hacernos ilusiones por si finalmente no teníamos suerte 😉

Por fin llegó nuestro turno para atravesar la puerta mágica y allí pudimos conocer los entresijos del Centro de mando de los Elfos, entre otras actividades que deben permanecer en secreto. Y sí, ¡tuvimos mucha suerte! Santa Claus estaba allí y pudo recibirnos. Ese señor enorme, de barba blanca interminable y voz tan entrañable que por arte de magia convierte a todo aquel que le conoce en un niño. Charlamos un rato con el, aunque Mario se quedó sin palabras y contestaba tímidamente. Y después, la foto de rigor junto a el…¡Inolvidable!

Luego nos fuimos a aprender un poco más a la escuela de los Elfos y acabamos decorando unas galletas de jengibre que había hecho la Sra Claus y que nos supieron deliciosas.

Santa Claus Secret Forest es una excursión cara, no lo vamos a negar, pero altamente recomendable si vuestro presupuesto lo permite. Hay además, otras opciones más económicas e igualmente inolvidables en Santa Claus Village y en Santa Park

DÍA CUATRO. SANTA PARK

Santa Park es un parque temático dedicado a la Navidad donde los más pequeños pueden hacer actividades varias e incluso conocer a Santa. La entrada es válida para dos días, pero ciertamente se ve en medio.

Llegamos por la mañana temprano y en la hora de la comida ya estábamos comiendo en el apartamento. Es cierto que no entramos ni a ver a Santa por razones obvias, ni esperamos a la escuela de los Elfos porque ya habíamos hecho algo similar el día anterior así que nuestra visita no fue provechosa al 100%.

Eso sí, el parque está muy bien ambientado, la oficina de correos que tienen allí es pequeñita pero con mucho encanto y las tiendas tienen souvenirs que no encontrarás en Santa Claus Village. De hecho, de allí salimos con varias cosillas :-).

Oficina de Correos en Santa Park

El resto del día lo dedicamos a hacer vida finesa, descanso en el apartamento y salida a cenar a un restaurante mexicano que también recomendamos porque nos supo delicioso: Yuca.

DÍA 5. ADRENALINA EN SNOWMAN PARK

Una mañana más en otro parque temático, pero totalmente diferente al del día anterior.

Snowman park es además de un hotel y un restaurante de hielo, una zona donde poder soltar tu adrenalina en dos toboganes gigantes al aire libre. También tienen pista de hielo donde patinar, aunque el día que fuimos los -2ºC no eran suficientes y la tenían cerrada por temperaturas templadas 🙂

No sé las veces que nos tiramos en los toboganes. ¡Nos pareció superdivertido! y acabamos agotados. Antes de marcharnos pasamos por el Ice bar a tomarnos un chocolate caliente y una cervecita bien fresquita de la zona. También nos asomamos a ver el restaurante y a cotillear alguna habitación del hotel.

Y como Mario aún no tenía suficiente, cogimos uno de los cientos de trineos que hay repartidos por el pueblo y estuvo jugando otro buen rato en una de las cuestas improvisadas de la calle principal.

Y hasta aquí llegamos con nuestro pequeño GRAN VIAJE. Ése que ha subido puestos para colocarse entre los más top de los lugares visitados hasta el momento, ése en el que la ilusión estuvo presente todos los días, ése en el que conocimos al mismísimo Santa. Nuestro viaje soñado. ¿Nos contáis vosotros el vuestro?

4 Replies to “Laponia – Un sueño hecho realidad”

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