Site Loader

En mayo del año pasado decidimos hacer una escapada a París. Es otra ciudad que nunca nos cansamos de visitar y siempre nos ha tratado bien. Queríamos verla a través de los ojos de Mario. Así que fue una visita totalmente diferente a las anteriores donde tuvimos que improvisar plan por la lluvia. Nos acompañáis?

De nuevo, volvimos a recurrir a Airbnb para la búsqueda de alojamiento. El barrio del Marais nos encanta, pero no encontramos nada que nos convenciera. Finalmente nos decidimos por Montorgueil, otra zona cercana y que conocíamos de pasada. El apartamento no tenía malas críticas, sólo una: el olor, pero no le dimos demasiada importancia…

Paris nos recibió con lluvia. En el aeropuerto cogimos un taxi. Esta vez llevábamos nuestra silla de paseo e íbamos demasiado cargados para coger el autobús de ruta hasta la ciudad. Aún con lluvia, y de camino a nuestro alojamiento, Paris nos volvía a enamorar. Nunca me canso de su arquitectura.  Hasta el taxista que nos llevaba, aprovechó un semáforo en rojo para hacer una foto a un edificio donde habían instalado una escultura. Art everywhere!

¡LLEGAMOS!

El barrio que elegimos nos sorprendió por su ambiente. Sus calles estaban repletas de pequeños comercios y restaurantes al más puro estilo parisino y nuestro apartamento estaba en una calle más tranquila y a unos metros escasos de la zona comercial. Tengo que decir que, pese que el alojamiento era tranquilo, luminoso y reformado recientemente, el olor del que hablaban en las críticas era real. Yo fui la que lo llevé peor y por eso, desde aquí no lo recomiendo. Eso sí, la zona nos gustó mucho: Estaba bien localizado, había buen ambiente y el Centro Comercial Forum des Hailles se encontraba a 1Km escaso.

Nuestro Barrio por unos días en París

Esa lluvia que nos recibió en el aeropuerto, nos acompañó durante toda la tarde. Decidimos no coger el metro y acercarnos al Louvre y la Opera de Paris, aprovechando que no hay mucha distancia entre ambas zonas. Obviamente después de una larga caminata, llegamos literalmente empapados al alojamiento y apenas pudimos disfrutar mucho de nuestra primera toma de contacto… Recordatorio para la otras veces: coger el metro cuando comiences a estar más que harto de mojarte, aunque tengas que hacer mil combinaciones de estaciones…Por cierto, ¡bendita silla de paseo!

PLAN B EN NUESTRO SEGUNDO DÍA

El día siguiente también anunciaban lluvias… En lugar de acercarnos a Sacre Coeur como teníamos planeado inicialmente, buscamos algún sitio donde refugiarnos. Así que compramos entradas en la Cité de Sciences et de l’industrie en su web y reservamos hora para pasar la mañana allí. Este mueso está ubicado en la Avenue Corentin Cariou y ocupa el antiguo matadero de la Villete. alberga exposiciones permanentes y temporales. Pero nuestro objetivo era la Cité des Enfants. Un museo interactivo donde los niños experimentan con los cinco sentidos. Hay varias salas y en cada una de ellas se explora libremente sin ningún orden aparente. Puedes convertirte en un operario de la construcción y levantar “ladrillos” con poleas y trasladarlos en carretillas, mojarte mientras descubres lo que puede hacer la fuerza del agua, orientarte y desorientarte en un laberinto gigante…En definitiva, un sinfín de actividades que pudimos hacer una mañana de lluvia en París.

A mediodía ya había despejado así que estábamos listos para volver a recorrer la ciudad. Nuestra siguiente parada fue acercarnos lo máximo posible a una Nôtre Dame arrasada por el fuego y disfrutar de la Île de la Cité. El puente más cercano estaba cerrado y vimos que justo en su extremo había demasiada gente intentando hacerse un hueco para hacer la foto ‘perfecta’ así que nos quedamos en el anterior puente que une la isla con el resto de la ciudad; Al día siguiente cogeríamos un Bateau Mouche y seguro podríamos verla algo más cerca. Esta vez no entramos a La Sainte-Chapelle, pero la recomiendo a aquellos amantes del gótico. Podría tirarme horas contemplando sus vidrieras y me temo que un niño de 5 años no sería capaz de sentarse a mi lado y hacer lo mismo 😊 así que lo dejamos para otra ocasión. Luego seguimos nuestra ruta hasta el Louvre, Campos de Marte y Campos Elíseos sin ningún otro objetivo que pasear y disfrutar de la ciudad.

APARECIÓ EL SOL EN EL SENA

El domingo madrugamos para coger el barco y evitar muchas aglomeraciones. No habíamos vuelto a subir desde nuestra primera visita allá por el año 2004 pero sí recordábamos que nos habíamos agobiado un poco porque aquello parecía una carrera por ver quién hacía la mejor foto en lugar de disfrutar del momento. (Y éso que por aquél entonces, los móviles con cámara y las redes sociales aún no habían hecho acto de presencia…). Esta vez no fue muy diferente, pero lo disfrutamos más porque Mario estaba expectante por ver Nôtre Dame y la Torre Eiffel. Pasar por debajo de los diferentes puentes que cruzan el Sena es un momento más de diversión para los niños y llegar a la Catedral donde Quasimodo observa desde el Campanario la ciudad de la Luz es otra historia que recordarles para hacerles el recorrido, si cabe, aún más emocionante.

TIP: Para los que aún no conocen Paris, es quizás la primera parada recomendable. El recorrido que hacen los diferentes barcos te permite ubicar los principales puntos de interés y tener una visión general de su visita a la Ciudad.

Nuestro lugar favorito de París fue nuestra siguiente parada. Cogimos el metro y en unos minutos estábamos en Trocadero!

dig

Ver la Torre desde allí es impactante y supongo que los miles de personas que la visitan a diario, opinan lo mismo. Desde allí arriba, no puede ser más imponente, se presenta como un lienzo donde la protagonista es sólo ella y el resto es secundario. Se podrán hacer cientos de fotos pero nunca plasmarán las sensaciones del momento. ¿Se nota o no se nota que es nuestra zona favorita de París? 😉 Allí, estuvimos un rato largo admirándola y paseamos por los jardines de Trocadero para no perderla de vista. Antes de regresar a nuestro alojamiento, bajamos a la rivera del Sena para seguir paseando por allí. Era domingo y había ambientazo. Es una zona super recomendable si vas sin prisas y ya conoces la ciudad. En un pequeño restaurante cerca del apartamento cenamos unas galettes que no parecieron hacer mucha gracia a Mario y obviamente el postre no podía ser otro que un crêpe au Nutella (Fan total de esta delicia francesa).

UN LUNES EN LA TORRE EIFFEL

Queríamos subirla y disfrutarla y decidimos el lunes por aquello de evitar el fin de semana. Además, no habíamos conseguido reservar las entradas online (Ojo! hay que hacerlo con bastante tiempo) y tampoco madrugamos. Así que esperamos una fila de cerca de una hora para coger los ascensores. Pero es que es tan divertido subir por ellos que ya sólo por eso mereció la pena. Lástima que hiciera un viento considerable allá arriba y no fuera muy cómodo estar por allí mucho tiempo, pero Paris estaba despejado y la contaminación no parecía hacer acto de presencia así que se podía ver todo con mucha claridad.

Subamos a la Torre Eiffel
Día ventoso en lo alto de la Torre Eiffel

Luego, comimos en un restaurante italiano en las inmediaciones del Centro Pompidou. La fuente de Stravinsky no deja indiferente a nadie y menos a un niño. Sus coloridas esculturas en movimiento hipnotizan a los más peques y es un lugar divertido donde disfrutar del arte al aire libre. Después de comer hicimos la sobremesa en el Parque Luxemburgo. Nuestra intención era alquilar un barco de vela para Mario pero, al parecer, sólo lo hacen en épocas estivales o al menos éso nos pareció entender leer en el cartel de la caseta..Y a última hora de la tarde volvimos ‘nuestro barrio’ pasando por Forum des Hailles; La zona infantil que hay en el Jardín Nelson Mandela es más que recomendable tanto para niños, como para mayores que pueden disfrutar de las vistas a la impresionante iglesia de Saint Eustache mientras que los pequeños se divierten.

Fuente de Stravinsky
Zona infantil en el parque Nelson Mandela

Por cierto, no he hecho ningún comentario acerca del metro. Si vas con silla de paseo es tan incómodo como NY y cada vez que subíamos parecía hora punta. Así que intentamos cogerlo sólo lo estrictamente necesario y prescindíamos del carro. Mario aún recuerda la sensación de agobio y la siguiente vez que cogimos uno aquí en Madrid nos preguntó si estaría tan lleno como el de París, jajajaj.

dav

Y hasta aquí nuestra pequeña escapada en familia a la Ciudad de la Luz donde la lluvia nos hizo cambiar algún que otro plan y donde fuimos tratados tan bien como siempre. Y vosotros, ¿cuál es vuestra zona favorita de Paris?

2 Replies to “París: Escapada a la Ciudad de la Luz”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *